VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

La violencia intrafamiliar es un fenómeno de ocurrencia mundial en el que las mujeres y los niños son los grupos más vulnerables. La OMS asegura que una quinta parte de las mujeres en el mundo es objeto de violencia en alguna etapa de su vida y como consecuencia de ello presentan altos índices de discapacidad, tienen doce veces más intentos de suicidio y altas tasas de mortalidad en comparación con la población que no la padece.
En este punto, nos resulta importante definir la violencia, la forma en como esta se puede presentar entre los individuos, específicamente en el núcleo familiar y finalmente, exponer el concepto mediante el cual se concibe la violencia intrafamiliar en nuestro país, Colombia.


Definición
La violencia ha sido definida como cualquier relación, proceso o condición por la cual un individuo o grupo social viola la integridad física, psicológica o social de otra persona. Es considerada como el ejercicio de una fuerza indebida de un sujeto sobre otro, siempre que sea experimentada como negativa.
Los diferentes grados, niveles y concepciones de la violencia están en correspondencia con los valores, normas y creencias de cada país, época y clase social. La familia como célula fundamental de la sociedad no está exenta de la práctica de violencia y la violencia intrafamiliar es considerada como una forma de violencia social en tanto es una expresión de las relaciones sociales que acontecen a nivel particular.


Particularmente para nuestra sección en la presente página, expondremos y tomaremos el concepto que sobre Violencia intrafamiliar presenta la ley 294 de 1996 en Colombia, definiendo así a la Violencia intrafamiliar como:

“Todo daño o maltrato físico, psíquico o sexual, trato cruel, intimidatorio o degradante, amenaza o agravio, ofensa o cualquier forma de agresión, producida entre miembros de una familia, llámese cónyuge o compañero permanente, padre o madre, aunque no convivan bajo el mismo techo, ascendientes o descendientes de estos incluyendo hijos adoptivos y en general todas las personas que de manera permanente se hallaren integrados a la unidad familiar”. 


Manifestaciones de la violencia intrafamiliar
Teniendo en cuenta que la violencia intrafamiliar se presenta como aquellas agresiones que se producen en el ámbito privado en el que el agresor, generalmente varón, tiene una relación de pareja con la víctima, deben tenerse en cuenta: la reiteración o habitualidad de los actos violentos y la situación de dominio del agresor que utiliza la violencia para el sometimiento y control de la víctima.
Desde un punto de vista psicopatológico, ambos elementos resultan fundamentales al influir de manera decisiva en la cronicidad del maltrato, esto es, lo que lo diferencia de un hecho aislado y contribuye decisivamente a empeorar sus consecuencias.


Siguiendo esta idea, la violencia intrafamiliar tiende a manifestarse de las tres formas siguientes:
  • Violencia física
Se refiere a las lesiones corporales infligidas de forma intencional: golpes, quemaduras o agresiones con armas.

  • Violencia psicológica
En esta categoría encontramos diferentes estrategias para atacar a la persona mediante humillaciones, desvalorizaciones, críticas exageradas o públicas, lenguaje soez y humillante, insultos, amenazas, culpabilizaciones, aislamiento social, control del dinero, impedir la correcta toma de decisiones.

  • Violencia sexual
Entrarían aquí los actos que atentan contra la libertad sexual de la persona y lesionan su dignidad: relaciones sexuales forzadas, abuso, violación.


Enfoques de estudio para la violencia intrafamiliar
Los enfoques modernos sugieren que el estudio de la violencia se realice desde las diferentes perspectivas que la explican: biológica, psicológica, psiquiátrica, contextual, específica y social.
Siendo así, los factores que intervienen en la expresión de la violencia intrafamiliar, de acuerdo con los más relevantes hallazgos son los siguientes:


1. Enfoque biológico
Según algunos pocos estudios en el campo neurobiológico, se ha asociado algunos casos de violencia con lesiones en el sistema límbico, en los lóbulos frontales y temporales y con anormalidades en el funcionamiento de la serotonina. Sin embargo, aún son tarea de investigación los marcadores bioquímicos implicados en estos procesos. 

2. Enfoque psicológico
Diversos estudios afirman que los padres que más maltratan son aquellos que poseen baja autoestima, aquellos que tienen antecedentes de maltrato y que se encuentran deprimidos, además, se incluyen quienes tienen baja tolerancia a la frustración y son dependientes al alcohol. El enfoque psicológico busca influir ampliamente en la motivación a la educación temprana, lo cual puede ayudar a evitar y tratar diversas situaciones de violencia.

3. Enfoque psiquiátrico
Se ha encontrado un alto porcentaje de problemas psiquiátricos en las víctimas de violencia, incluyendo síntomas de estrés post-traumático, depresión, ansiedad y obsesión por la venganza entre individuos que han perdido a una persona amada por asesinato.

4. Enfoque contextual/específico

En el medio urbano los estresores suelen ser distintos y mucho más intensos que en el medio rural; no obstante, en algunas poblaciones rurales las tasas de violencia intrafamiliar y social presentan un incremento sustancial a causa de patrones sociales particulares de la zona.

5. Enfoque social

Estudios acerca de la trasmisión intergeneracional de la violencia, han concluido que una tercera parte de los niños que han sido abusados físicamente se desarrollan sintiéndose “seriamente ineptos” o bien convirtiéndose en padres abusadores.
Además, el tratamiento de la violencia debe comprender una serie de intervenciones específicamente destinadas para el lugar o situación particular y debe incluir: psicoterapia, medicación, hospitalización, aislamiento en caso necesario, sobre todo en pacientes psiquiátricos, y apoyo comunitario.

Psicopatología en la violencia intrafamiliar

La psicopatología es considerada como la desviación de la conducta normal en una persona. Radica en todos aquellos cambios psicológicos y patológicos que podemos observar en un individuo, derivados de situaciones, acciones, y toda condición que induzca presenciar anormalidades en los comportamientos y en la conducta de alguien. Su estudio es de suma importancia en este tema, puesto que se observan principalmente dos entes involucrados en cuanto nos referimos a la violencia intrafamiliar: Agresor y víctima.

A continuación, expondremos la psicopatología que presentan los distintos individuos que se ven implicados en los actos de violencia intrafamiliar y cómo esta afecta su estilo de conducta.


Psicopatología del agresor
Las diferentes literaturas que profundizan dentro de la psicopatología de estos individuos se centran específicamente en los diversos factores de riesgo que pueden explicar la conducta del agresor, sustentándolo sobre distintas explicaciones basadas en anormalidades orgánicas o bioquímicas. Además, resulta de gran importancia contemplar el peso de las teorías psicosociales en la explicación de este fenómeno, cuyos postulados inciden en la complicada interacción con el medio de este tipo de personas.
Para ello, se ha contemplado analizar la psicopatología del agresor con base a tres grandes aspectos:
  • Mecanismos de control
  • Perfil del agresor
  • Factores de riesgo
Mecanismos de control
En este sentido, resulta muy revelador el modelo de la rueda de control y poder de Pence, que enfatiza el peso de los mecanismos de control con los que el agresor busca imponerse a su pareja:
  • Abuso emocional
  • Abuso económico
  • Abuso físico
  • Abuso sexual
  • Utilización de los hijos
  • Intimidación y amenazas
  • Utilización de privilegios masculinos
  • Aislamiento
Perfil del agresor
En su trabajo sobre la explicación de los mecanismos psicológicos que operan en la violencia doméstica, Echeburúa y Fernández Montalvo (1997) aportan algunos factores que nos permiten identificar el perfil del hombre potencialmente peligroso en el hogar:
  • Excesivamente celoso
  • Posesivo
  • Fácilmente irritable si se le ponen límites
  • No controla sus impulsos
  • Bebe alcohol en exceso
  • Culpa a otros de sus problemas
  • Experimenta cambios bruscos de humor
  • Actúa con violencia al enojarse
  • Cree que la mujer está subordinada al hombre
  • Experiencias previas de maltrato
  • Baja autoestima
Factores de riesgo
De forma similar, Kyriacou y Anglin (1999) presentan los factores de riesgo de ser un hombre maltratador, enfatizando el peso de los factores ambientales:
  • Experiencia de violencia en familia de origen
  • Alcoholismo
  • Desempleo o empleo intermitente
  • Mala situación económica
  • Hombres violentos, controladores y posesivos
  • Baja autoestima
  • Concepción rígida y estereotipada de los roles de género
  • Aislamiento social
  • Vida centrada exclusivamente en la familia
  • Déficit de control de impulsos
  • Presencia de trastornos psicopatológicos
Como podemos ver en los estudios referenciados y de acuerdo con lo comentado anteriormente, parece haber una amplia variedad de elementos que nos permiten predecir la realización de conductas violentas en el hogar, resultando de gran importancia su identificación temprana y consecuente valoración de riesgo para poder diseñar estrategias de intervención eficaces.


Riggs, Caulfield y Street (2000) llevan a cabo un exhaustivo análisis de los estudios disponibles sobre el tema, buscando encontrar aspectos que a nivel correlativo y predictivo resulten especialmente relevantes. A pesar de la cantidad de datos disponibles, estos autores concluyen que no es posible encontrar un conjunto de indicadores claros que permita identificar a los individuos potencialmente perpetradores o víctimas de la violencia doméstica.

Según este trabajo, los factores asociados a la perpetración de la violencia intrafamiliar serían los siguientes:

1. Características demográficas
  • A medida que aumenta la edad la tasa de violencia doméstica disminuye.
  • El riesgo aumenta en presencia de estrés familiar, relacionado con el bajo nivel socioeconómico y la pérdida de empleo del agresor.
2. Características psicológicas
  • Los hombres potencialmente agresores se muestran menos asertivos, hostiles e irascibles.
  • Aceptan igualmente de mejor grado la violencia en una relación de pareja.
3. Psicopatología
  • Aparecen puntuaciones superiores en diversas escalas como trastornos del estado de ánimo, trastorno límite de personalidad y depresión psicótica.
  • Con respecto a síndromes psicológicos específicos, la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEP), el abuso de sustancias y el trastorno límite de personalidad, se han asociado a la perpetración de violencia doméstica.
  • Al encontrarse estos síndromes asociados unos a otros, es posible que se trate de un único síndrome psicológico complejo que indique riesgo de perpetrar violencia doméstica.
4. Características de la relación
  • A mayor tensión en la relación, entendida como más intercambios negativos y situaciones de conflicto, mayor riesgo de experimentar violencia doméstica.
  • No está del todo claro si la tensión en la relación produce violencia o viceversa.
5. Antecedentes familiares
  • El ser testigo de violencia doméstica en la familia de origen puede ser un predictor de conducta violenta futura.
  • Muchos maltratadores no provienen de familias violentas.
  • Se postula la existencia de un factor mediador entre observar violencia en la familia de origen y perpetrarla siendo adulto.
6. Aspectos neurológicos
  • Estudios sobre la relación entre historia de daño cerebral y conducta violenta en la pareja.
  • Estos pacientes refieren presentar problemas para controlar su estado de ánimo, mayor frecuencia de agresión verbal y discusiones con sus parejas, y niveles más altos de ira que quienes no presentan daño cerebral.
Psicopatología de la víctima
De igual manera que en el caso del agresor, de la conjunción de los aspectos psicosociales con los propiamente psicopatológicos van a surgir la mayor parte de las explicaciones actuales sobre el rol de víctima en la violencia doméstica.

De forma coherente con este dato, Kyriacou y Anglin (1999) destacan este factor explicativo fundamental en su listado de factores de riesgo de ser una mujer maltratada:
  • Vivencia de violencia doméstica en familia de origen
  • Bajo nivel socioeconómico
  • Bajo nivel cultural
  • Aislamiento social
  • Baja autoestima
  • Sumisión y dependencia
  • Embarazo
  • Desequilibrio de poder en la pareja
  • Consumo de alcohol o drogas
El trabajo de Riggs, Caulfield y Street (2000), analiza este y otros factores asociados a la victimización en la violencia doméstica, aportando los siguientes datos:

1. Experiencia previa de violencia
  • Haber observado violencia en la familia de origen no correlaciona de manera consistente con la victimización como adulto, ya que determinados factores cognitivos, como la percepción de legitimidad de la violencia, parecen actuar como mitigantes en la trasmisión de estos modelos.
  • La experiencia de victimización en la niñez tampoco discrimina víctimas de no víctimas.
  • Las experiencias de violencia durante el noviazgo puede ser un factor de riesgo de cara a la posterior relación conyugal, en forma de consolidación de determinados patrones conductuales y expectativas de pareja.
2. Abuso de sustancias
  • Gran número de investigaciones valoran el consumo de alcohol y drogas por parte de la víctima.
  • Resulta difícil determinar si el abuso de substancias precede a la violencia doméstica o forma parte del repertorio de estrategias de afrontamiento ante la misma.
  • En cualquier caso, este estudio enfatiza que la incidencia de este consumo es mucho mayor en el caso del agresor que en el de la víctima.
3. Psicopatología
  • La experiencia de violencia doméstica causa detrimento en la salud mental de las víctimas de esta.
  • Sus principales consecuencias son el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), depresión, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos de la alimentación y abuso de sustancias.
Consecuencias en la víctima
Según la American Psychological Association (1999) la violencia doméstica pasa por ser la principal causante de la reducción de la calidad de vida, daño y muerte para la mujer. Otros estudios (Lorente, 2001) sitúan los malos tratos como la tercera causa de muertes prematuras y secuelas físicas y psicológicas en las mujeres.
De estos y otros estudios que aportan resultados similares podemos obtener las siguientes conclusiones:
  • Mientras más severo es el maltrato, mayor es el impacto en la salud física y mental de las víctimas
  • Las consecuencias pueden persistir aun cuando el maltrato ya no se produce
  • El impacto en el tiempo de los episodios violentos parece ser acumulativo
A la vista de estos datos no deja de resultar sorprendente la cronicidad de la violencia doméstica, es decir, su persistencia en el tiempo, ya que en muchos casos los primeros malos tratos aparecen durante el primer año de matrimonio o en el embarazo, no denunciándose de media hasta trascurridos entre 5 y 10 años de su inicio.


Finalmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las principales consecuencias de la violencia doméstica para la salud de las personas que la sufren son las siguientes:

1. Consecuencias físicas
  • Daño abdominal/ torácico
  • Hematomas y contusiones
  • Síndromes de dolor crónico
  • Discapacidad
  • Fibromialgia
  • Fracturas
  • Trastornos intestinales
  • Colon irritable
  • Laceraciones y abrasiones
  • Daño ocular
  • Reducción en el funcionamiento físico
2. Consecuencias psicológicas y conductuales
  • Abuso de alcohol y drogas
  • Depresión y ansiedad
  • Trastornos alimentarios y del sueño
  • Sentimientos de vergüenza y culpa
  • Fobias y trastornos de pánico
  • Inactividad física
  • Baja autoestima
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Trastornos psicosomáticos
  • Conducta suicida y autodestructiva
  • Conducta sexual insegura
3. Consecuencias sexuales y reproductivas
  • Trastornos ginecológicos
  • Infertilidad
  • Inflamación de la pelvis
  • Complicaciones en el embarazo/aborto
  • Disfunción sexual
  • Enfermedades de transmisión sexual
  • Aborto inseguro
  • Embarazo no deseado
4. Consecuencias fatales
  • Mortalidad relacionada con el SIDA
  • Mortalidad maternal
  • Homicidio
  • Suicidio
Según diferentes estudios, la victimización por violencia doméstica produce una variada gama de consecuencias en la salud mental.
Así, alrededor de un 60% de las mujeres maltratadas presentan problemas psicológicos de moderados a graves (Lorente, 2001). Los síntomas más frecuentes encontrados son ansiedad, tristeza, pérdida de autoestima, labilidad emocional, inapetencia sexual, fatiga permanente e insomnio.

Consecuencias en el agresor

Según los datos aportados por diversas Administraciones Públicas, las principales consecuencias para el agresor serían las siguientes:
  • Incapacidad de disfrutar de la intimidad con su pareja
  • Riesgo de pérdida de esposa e hijos
  • Riesgo de detención y condena
  • Aislamiento y pérdida del reconocimiento social
  • Sentimientos de fracaso, frustración y resentimiento
  • Rechazo familiar y social
  • Dificultad para solicitar ayuda psicológica y psiquiátrica
Sumado a esto, mencionaremos algunas posibles consecuencias de la conducta violenta a nivel psicopatológico, no sin antes incidir en la necesidad de realizar más investigaciones que permitan profundizar en este campo del que se dispone de tan poca información concluyente:
  • Trastorno de control de impulsos
  • Déficit de autoestima
  • Retraimiento social
  • Depresión
  • Trastornos de ansiedad
  • Suicidio e ideación suicida
Consecuencias en los hijos
En relación con los datos empíricos obtenidos en los últimos años, resulta erróneo afirmar que el maltrato a las madres no supone un riesgo para los hijos. Por tanto, para un primer acercamiento a las repercusiones que tiene la violencia doméstica en los hijos debemos distinguir entre estas dos formas de violencia:

1. Violencia directa
Los menores experimentan el mismo tipo de actos violentos que la madre: Insultos, amenazas, humillaciones, desvalorización, manipulación emocional, intimidación, maltrato físico (bofetadas, patadas, palizas, etc.)
  • Consecuencias físicas: Retraso en el crecimiento y en el desarrollo motor, alteraciones en el sueño y la alimentación.
  • Alteraciones emocionales: Ansiedad, depresión, baja autoestima, trastorno de estrés postraumático.
  • Problemas cognitivos: Retraso en el lenguaje, absentismo y fracaso escolar.
  • Problemas de conducta: Falta de habilidades sociales, agresividad, inmadurez, delincuencia, toxicomanías.
2. Violencia indirecta
Se considera cuando la agresión ocurre en su presencia, o, aunque no estén presentes, pero no pueden poner distancia de sus progenitores: Disputas, escuchar golpes, percibir temor.
  • Incapacidad de las víctimas para atender a las necesidades de sus hijos, lo que puede conllevar situaciones de negligencia y abandono.
  • Incapacidad de los agresores de establecer una relación cálida y cercana con sus hijos, pudiendo generar serios problemas de vinculación afectiva y apego.
Para valorar el impacto, nos basamos en los postulados de Finkelhor sobre la victimología evolutiva, entendiendo por tal el estudio de la diversidad de victimizaciones que los niños pueden experimentar a lo largo de las diferentes fases de su desarrollo evolutivo. Según este enfoque, las consecuencias de la violencia doméstica en el desarrollo infantil y adolescente son las siguientes:


Desarrollo social
  • Dificultades de interacción social
  • Problemas de agresividad
  • Inhibición y miedo
  • Dificultades para el desempeño social
  • Déficit de habilidades para la resolución de conflictos sociales
  • Interpretación hostil de la conducta de los otros
  • Aislamiento y soledad
  • Conductas antisociales
Desarrollo emocional
  • Falta de empatía
  • Dificultades para la expresión emocional
  • Ansiedad y tristeza
  • Internalización de roles no correspondientes a su edad
  • Problemas de autocontrol
  • Escasa tolerancia a la frustración
Desarrollo cognitivo
  • Baja autoestima
  • Indefensión aprendida
  • Tendencia por no enfrentarse a nuevas tareas ante el miedo a fracasar
  • Egocentrismo
  • Juicios morales heterónomos: más permisivos consigo mismo que con los demás
  • Legitimidad en el uso de la violencia
  • Déficit en atención, memoria y concentración
Finalmente, una de las consecuencias a largo plazo de la exposición de menores a la violencia es el aprendizaje de las conductas violentan que observan o experimentan dentro de su hogar. Partiendo de la base de que la familia es el agente socializador más importante a edades tempranas, los niños que crecen en hogares violentos tienden a interiorizan una serie de creencias y valores negativos entre los que se encuentran los estereotipos de género, las desigualdades entre el hombre y la mujer, las relaciones con los demás y sobre la legitimidad del uso de la violencia como medio de resolver conflictos, que sientan las bases de comportamientos futuros propios de la violencia doméstica.


En síntesis:

Finalmente, en este apartado se anexa un mapa conceptual, donde exponemos los principales conceptos sobre la violencia intrafamiliar, sabiendo que se trata de un tema extenso y denso, sobre el cual se puede extraer variedad de información para sintetizar.  De esta forma, se busca acoplar dicha información de manera concisa y plasmarla junto a sus aspectos más importantes con el fin de interiorizar aquellos conceptos clave sobre este tema.


Fuente: Autoría propia




BIBLIOGRAFÍA Y CIBERGRAFÍA:


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