PROBLEMA CUERPO-MENTE

El sentido común nos sugiere que la mente y el cuerpo deben interactuar. Nuestras percepciones, pensamientos, intenciones, deseos y emociones afectan directamente a nuestros cuerpos y nuestras acciones. Desafortunadamente, las nociones del sentido común parecen implicar una contradicción. Parece muy claro que el cerebro y el sistema nervioso forman parte del mundo físico: tangible, visible, público, extenso en el espacio. Sin embargo, los pensamientos, sentimientos, conciencias y otros estados de la mente se nos presentan como mentales: intangibles, invisibles, privados, ordenados en el tiempo, pero no en el espacio.
No obstante, si la distinción entre la mente intangible e inextensa y la naturaleza física extensa se mantiene, entonces, el problema mente/cuerpo es también el de la relación de la mente con el mundo que nos rodea.
El medio natural, después de todo, es una entidad física del mismo modo que lo es el cerebro, y el problema de explicar cómo llegamos a ser conscientes del entorno no es menos difícil que la relación de la conciencia con el funcionamiento del sistema nervioso.

Coherencia entre cuerpo, emoción y mente
Los estados del cerebro y del sistema nervioso (esto es, el cuerpo), generan nuestros estados mentales y, en un momento dado (aquí y ahora), un específico estado de conciencia. El estado de conciencia determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que nos rodea. En cada particular estado de conciencia se encuentran activas ciertas funciones neuro-cognitivas superiores que le son características.

No confundir estados mentales con estados de conciencia. Los estados mentales son subjetivos (sólo los percibe el propio sujeto), mientras que los diversos estados de conciencia son objetivos (puede percibirlos un observador externo).


Cuerpo y mente en forma aunque el tiempo siga pasando

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